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ANALOGÍA DE ESTRUCTURAS (2001-2003)

 

Se dice que la buena elaboración del vino es todo un arte, como podría ser una buena pintura en un lienzo. Es por hablar de analogías, distintas en sus materias pero no tanto por la relación de placer que se establece entre las dos elaboraciones y el receptor. 

 

En el caso del vino, el consumidor es provocado por las palabras-concepto de las que presume, por lo tanto no le quedará más remedio que verificar a través de una operación compleja  las excelencias que contiene. En el segundo caso, el estímulo se desarrolla  directamente a través de una imagen, los ojos harán de vehículo receptor de las restantes sensaciones.

 

En los dos hay una relación directa, un momento de concepción y  desarrollo, pero aún persistiendo en sus analogías (a veces de manera metafórica), toman procesos de tiempo diferentes y su descripción concluyente tiene  mucho que ver con la calidad y la maduración. Sin embargo el tratamiento de la temporalidad crea divergencias de permanencia, uno de ellos, el vino,  al final, desaparece y aunque se consiga crear otro, ya no será el mismo, solo su efecto permanece en la narrativa de su historia.

 

Carmen Pérez-Ramírez

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